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¿De donde proceden las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)?

Según un artículo de la Universidad de California, la respuesta a esta questión podría ser la siguiente: “En muchos lugares, es complicado”, la cual es una respuesta completamente razonable. La mayoría de la gente no tiene esta información al alcance de su mano.

El artículo continua refiriéndose a un estudio de 2014 que descubrió que las personas tienden a sobreestimar los efectos de algunas de las fuentes de emisiones más obvias, como los coches y la deforestación, pero pasan por alto en gran manera los efectos de la producción de carne y productos lacteos.

Por este motivo, es importante descomponer la problemática en partes más pequeñas para poder analizarlas mejor.

Cuáles son los sectores que más gases de efecto invernadero (GEI) emiten?

Fuentes mayores

  • Electricidad y Calor: constituye la mayor parte de las emisiones globales, un 25%. Tiene en cuenta principalmente fuentes de electricidad y calor para usos industriales como centrales de generación eléctrica y térmicas. La combustión de materias para la generación de energía representa la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el mundo. Por tanto, la transición energética hacia fuentes de energía de emisiones cero (viento, geotérmica, solar o nuclear) es fundamental. Ello conseguiría reducir la dependencia de combustibles fósiles, gas natural y carbón.
  • Agricultura y tierras: es la segunda mayor fuente de gases de efecto invernadero (GEI), de un 20,4%. Ella comprende en mayor proporción las emisiones procedentes de la deforestación y de la ganadería. En menor proporción, incluye las emisiones de los combustibles empleados para la agricultura, silvicultura, pesca y las directas del suelo. Los incendios forestales también entran en esta categoría.
  • Industria: el modelo económico y de producción actual es altamente contaminante. La fabricación de productos cuenta por un 18% de las emisiones globales. Ello incluye no sólo el proceso de fabricar el producto sino también la cadena de suministro al completo, que es más importante. La actividad humana hoy en día es compleja e implica muchas industrias diversas: la fabricación de productos químicos, metal, cemento contribuyen de manera importante a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
  • Transporte: constituye el 14% de las emisiones globales de grases de efecto invernadero (GEI). Incluye las emisiones emitidas por los medios de transporte que utilizamos a diario pero, más importante aún, incluye el transporte de mercancías. El transporte de mercancías implica la aviación, el tren y el uso de sistemas de refrigeración, que contribuyen significativamente a aumentar las emisiones de GEI.

Fuentes menores

  • Otros relacionados con la energía: aunque no parece obvio, los accidentes y las pequeñas fugas durante la refinación del petroleo y actividades similares contribuyen en un 9,6%. Algunas de estas fugas impligan fugas de gas metano, un gas que es casi 25 veces tan potente como gas de efecto invernadero como el CO2.
  • Residuos alimentarios. Representan el 6.7% de las emisiones globales. Toma en cuenta la cadena de suministros al completo, desde la granja hasta el camión, el almacenaje, los supermercados y restaurantes hasta nuestras cocinas. Recordemos que la sola descomposición de comida implica la generación de gas metano de por sí.
  • Edificios: los sistemas de refrigeración en los supermercados, las cocinas de los restaurantes, los extintores y toda la electricidad empleada en edificios residenciales y comerciales contribuyen a un 6,4% de las emisiones globales.

Es importante mencionar que las categorías que dependen de los consumidores, como los residuos alimentarios, los edificios o el transporte urbano, tienen un impacto menor en comparación con otra categorías. Sin embargo, el compromiso político podría reducir las emisiones en un 70-80% si se optara por fuentes de energías renovables. Energías que no contaminen al final de su vida útil. Tecnologías que reciclen, traten y transformen los residuos de una manera limpia y controlada, que casi alcancen niveles de emisiones cero.

Tecnologías bajas en emisiones y sistemas de valorización energética como REVALUO, que reducen la cantidad de residuos acumulados y fomentan el ahorro energético, pueden hacer la diferencia.

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