Los vertederos de basura cerrados siguen contaminando. Un claro ejemplo de esto es El Garraf, el gran vertedero de Barcelona que se inauguró en 1974 y que lleva cerrado 15 años. En estos 15 años el Garraf no ha dejado de contaminar el terreno en el que se encuentra ni los terrenos colindantes.
Las consecuencias no han sido perjudiciales solo para el terreno y el paisaje de los alrededores, sino que también han afectado a los vecinos de Begues y Gavá, que son poblaciones cercanas a él, con problemas que pueden extenderse a lo largo de 40 ó 50 años.
| Problemas que provoca El Garraf: ✔ Contamina las aguas subterráneas, el terreno y las simas. ✔ Las precipitaciones transportan vertidos de aguas residuales hacia las poblaciones más cercanas. ✔ Produce lixiviados por la descomposición de los desechos. ✔ Contaminación acústica por los ruidos de los camiones que transportan los residuos. |
En el momento en el que se anunció que los residuos anteriormente vertidos en Montjuic iban a ser trasladados al vertedero de El Garraf, tanto los ciudadanos como los espeleólogos hicieron todo lo posible para que no se hiciese realidad, ya que es una zona de terreno calcáreo. Este tipo de terreno se erosiona rápidamente y presenta numerosas cavidades, por las que los residuos se introducen con facilidad, reposando allí y emitiendo gases de efecto invernadero (GEI) en su proceso de descomposición.
En el Garraf oficialmente solo hay residuos sólidos urbanos (RSU), pero la realidad es que no hay manera de verificarlo. Lo que sí se sabe es que las simas cada vez contienen más metano (gas de efecto invernadero, producido naturalmente por la descomposición de la materia orgánica) por lo que es muy difícil acceder a ellas.
¿Cómo reducir la actividad contaminante de los vertederos cerrados?
Algunos de estos vertederos se han cerrado, pero eso no significa que hayan dejado de contaminar. La solución para reducir la actividad contaminante en los vertederos de basura cerrados es realizar una buena gestión de los residuos sólidos urbanos (RSU). Una forma óptima de conseguirlo es aplicar la regla de las tres “Rs”. Esta regla consiste en reducir, reciclar y reutilizar.
- Reducir: consiste en extender la vida útil de los productos. De esta manera se consigue que formen parte del sistema económico circular durante un largo periodo de tiempo.
- Reutilizar: consiste en el uso del mismo producto en repetidas ocasiones, ya sea para su uso inicial o para distintos usos. De esta manera, no se produce la compra de nuevas materias primas, lo que desencadena una menor generación de residuos. Tampoco es necesario gastar energía para su reciclaje, puesto que sigue formando parte del flujo circular de la economía.
- Reciclar: supone aprovechar materiales obtenidos de los residuos para proporcionarles nuevos usos. Los materiales que más se utilizan en el proceso de reciclaje son el papel, el cartón y el vidrio.
Además, la buena gestión no solo se consigue con esta regla, sino que también se logra al transformar los residuos encontrados en los vertederos en energía a través de distintos métodos, es decir, desarrollando una valorización energética.
De esta manera, los residuos que no puedan ser reciclados tendrán una segunda oportunidad y la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) se reducirá al menos un 55% comparándolo con la década de los 90.
Minería de vertederos a través de REVALUO para el tratamiento de residuos
Para reducir los residuos de vertederos ya clausurados, desde Landfillsolutions ponemos en práctica la minería de vertederos. En la minería de vertederos se separan y se clasifican todos los residuos de valor para el reciclaje, como son el metal o los electrodomésticos. También se eliminan los áridos sólidos que son los no biodegradables. Por último, los residuos que quedan se peletizan y se transforman en energía.
El proceso REVALUO abarca las diferentes tecnologías para la valorización de los residuos y obtención de un retorno económico, que no se obtendría si estos residuos se abandonasen en los vertederos.
